La educación pública de Bogotá está
cerrando la brecha digital. Conoce la historia del colegio Agustín Fernández,
ejemplo de cómo estudiantes y docentes de la ciudad usan las tecnologías hoy.
¿Cómo la vas a usar tú?
Por su tamaño, funcionalidad y
conectividad, estos dispositivos tienen un inmenso poder para transformar la
educación. Esta es la herramienta con la que los estudiantes de un colegio
oficial pasaron de ser consumidores a generadores de sus propios contenidos
digitales.
Rocío desliza su
dedo pulgar hacia el punto rojo que se ubica en el extremo lateral de la
delicada pantalla. Sostiene con firmeza ese rectángulo blanco con bordes
curvos, en el que basta una suave presión dactilar para poner el mundo y la
imaginación a rodar en la grabación de una animación.
No requiere un
computador ni una cámara de video para la elaboración de este producto
audiovisual que ilustra una sesión de coreografía realizada por unos coloridos muñecos de plástico. Y la escena
transmite con claridad lo sorprendente que es para esta joven el resultado que
surge con un dispositivo que no mide más de 10 pulgadas de ancho ni alcanza
siquiera 1 centímetro de grosor.
Son casi tan
delgadas como hojas de papel, pero tienen una funcionalidad sin límites. Así lo
comprueban a diario 60 estudiantes de bachillerato del colegio Agustín
Fernández que descubrieron en las tabletas digitales el poder de la tecnología al servicio de la creatividad y la creación multimedia.
Aprender con todos los sentidos
Aunque este grupo
de jóvenes pertenece a una generación que ha crecido a la par del desarrollo de
las nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), la
posibilidad de interactuar de cerca con las tabletas digitales sólo surgió con
la apertura del centro de interés ‘Aprendiendo con la Tablet’,
gracias a la política educativa ‘Currículo 40x40’.
Son herramientas
sencillas, manejables e intuitivas, en las que con solo ‘tocar’ se abre un
universo de posibilidades. Esto lo han confirmado los estudiantes de esa
institución educativa, como Rocío, quien en su primera clase manipuló
temerosamente el dispositivo, mientras le cogía la confianza necesaria.
8 meses después
esta joven de 13 años ya no es novata sino experta, y habla con propiedad sobre
cómo hace realidad su proyecto de animación en 'stop
motion' gracias a la tableta, una herramienta que,
dice con emoción, “¡sirve para aprender de todo!”
Para Gabriela, otra
de sus compañeras, este centro de interés “ha sido mucho mejor de lo que nos
imaginábamos”, pues nunca había tenido la oportunidad de trabajar con una Tablet
y descubrió lo útil y sencillo que era. “Yo tocaba y me iba dando cuenta de
tantas opciones, hasta que luego le cogí práctica” recuerda la estudiante de
sexto.
Sebastián Monroy,
docente del centro de interés en el marco del proyecto ‘C4: Ciencia y Tecnología para crear, colaborar y
compartir’ del Centro Ático y la Secretaría de Educación,
explica que este proceso tiene como objetivo que los estudiantes cambien
su rol de consumidores de contenidos digitales, a generadores de sus propios
productos, todo por medio de la tableta.
“Para la mayoría de
los chicos este fue el primer contacto cercano con este tipo de dispositivos.
En un primer momento es necesario superar el temor y que los estudiantes
empiecen a tener confianza en ellos mismos. Luego ya aprenden lo básico en
temas de cuidado, uso y configuración” explica el docente.
En las clases, que
se realizan diariamente en dos grupos, las actividades varían, desde aprender a
realizar edición de videos, fotografías y textos, hasta el uso de aplicaciones
para el desarrollo del pensamiento lógico, la concentración y la memoria.
De esta forma, los
estudiantes crean una historia y la escriben en una aplicación. De allí puede
surgir, por ejemplo, una escena o dibujo que ilustran en otro programa, para
luego construir un storyboard o guion gráfico y finalmente pasar a la grabación
de video.
En este trabajo de
competencias comunicativas, la tableta hace parte de todo el proceso creativo. Con la cámara
interna capturan las imágenes y graban los videos, que son editados y
exportados a través de las redes sociales, herramientas que se trabajan en
clase para orientar su uso adecuado como medios de comunicación.
Tecnología interactiva y colaborativa
Android, iOS, Play
Store, App, WiFi y sistema operativo son términos comunes en las conversaciones
de este grupo de estudiantes que ya dominan a la perfección el vocabulario de
la tecnología móvil inteligente.
Con las tabletas
han descubierto la posibilidad de aprender, crear, y, además, de comunicarse en
tiempo real, como lo vivieron en una de sus primeras clases en las que a través de
una aplicación sostuvieron una videoconferencia desde diferentes lugares cercanos
al aula en que reciben las clases.
Aquí la clase es
interactiva y colaborativa. Los estudiantes se enseñan entre ellos y hasta
sorprenden al profe Sebastián Monroy con uno que otro truco o programa recién
descubierto. El diálogo sobre los proyectos es fundamental y siempre está
abierta la puerta para los aportes constructivos en una ‘lluvia de ideas
tecnológicas’.
Pero además de
discutir entre ellos los resultados de sus proyectos, la tecnología
también permite nutrirse de contenidos que se generan en cualquier parte del
mundo en un mismo tema, e incluso compartir estos productos para recibir una
retroalimentación, por ejemplo, por medio de las redes sociales.
La revolución tecno-educativa
Como explica Carlos
Guarín, docente enlace del ‘Currículo 40x40’, este espacio ha transformado la
realidad de niñas, niños y jóvenes de la localidad de Usaquén, que en su
contexto más próximo enfrentan difíciles condiciones socioeconómicas.
Este centro de
interés surge de la necesidad de que nuestros estudiantes aprendan y aprovechen
positivamente las herramientas tecnológicas. Con las tabletas, los chicos están
creando múltiples productos comunicativos y explorando otros conocimientos. Encontrar
estas posibilidades ha cambiado su forma de pensar y de relacionarse” resalta
Guarín.
A su lado, Rocío
exhibe con orgullo el video que realizó utilizando fotografías de flores tomadas
por ella misma en los alrededores del aula, las cuales editó y acompañó con
texto y audio. “Todo se hace con la tableta” asegura, mientras una sonrisa se
dibuja en su rostro y con un delicado toque vuelve a reproducir su proyecto.
Para el docente a
cargo de este centro de interés, es claro queel aprendizaje va más allá de
una cuestión meramente técnica. “Se busca que la tableta sea una
excusa, para acercarse a una infinidad de conocimientos. Pero además vemos las
transformaciones en convivencia, interacción e integración que se genera con el
buen uso de la tecnología” asegura Monroy.
Como en esta
institución educativa, las experiencias pedagógicas con TIC se
multiplican en los colegios oficiales de Bogotá, demostrando los beneficios de
implementar en el aula proyectos pensados para los nativos digitales,
esos estudiantes curiosos y con insaciables ganas de aprender con todos sus
sentidos.
Por Diana
Corzo A.
Fotos Juan
Pablo Duarte
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Por su
tamaño, funcionalidad y conectividad, estos dispositivos tienen un inmenso
poder para transformar la educación. Esta es la herramienta con la que los estudiantes
de un colegio oficial pasaron de ser consumidores a generadores de sus propios
contenidos digitales >> http://goo.gl/gldFpW